sábado

DIVAGACIONES DISCURSIVAS

Éste es el mundo que han concebido mis pesadillas. El que me han ayudado a crear los telediarios, los periódicos,y las aceras.
El de las calles atestadas de indiferencia y el de las pateras con los cuerpos hinchados de muerte.
Este es el mundo que recibo y doy y ésta es mi labor creadora. La utilización de mi arte para poder satisfacer mis necesidades DE CERTIFICAR LA MUCHEDUMBRE DE LO IMPERSONAL, LA BÚSQUEDA DEL YO, LA SOMBRA HECHA LUZ. DE REFLEXIONAR SOBRE LOS HECHOS EXTERIORES E INTERIORES QUE DETERMINAN LA VIDA.
Los cuerpos se agitan encrespados, aguijoneados por los tenedores de la abundancia, por los cuchillos de la miseria.
Los rostros se retuercen, reducidos su expresión a un cortometraje de angustia.
La piel ha perdido su cristalina pureza, si alguna vez la tuvo, emborrachada por los minutos y los desprecios.
Este es mi mundo, sí el que he creado.
Ya no hay jardines del edén en Mesopotamia: no hay sitios para ellos en la gastada tierra, (las pisadas de los tanques ocultan los surcos que trazaran la reja).
No se volvió a alzar el templo de la Sabiduría en la decrépita Jerusalén (la ciudad resiste desorientada, sedimentando atrocidades).
Y yo que he conocido la belleza, y no puedo prescindir de ella, creo estos reflejos de mi, engendrados de espíritu. Estos son los frutos de mis entrañas.
Hubo una vez un tiempo en que el arte era escenario de la hermosura. Los artistas se afanaban en su quehacer convencidos de que sus manos eran espejos, en donde se reflejaban la sublime naturaleza.
El tiempo ha pasado y ha encallecido los días, y esto ha quedado mi arte. A estas modelos, representaciones de mi más interno yo, inquietas, abatidas.
No me tomen a mal:percibo y hablo con los sentidos y con los párrafos del arte, con la creatividad, esa misma creatividad que forma el nudo en mi estomago, para avisarte de que hay algo que escupir, de que hay algo que tu interior tiene que soltar hacia el exterior. HACIA TU MUNDO, HACIA EL MUNDO.
No, no me confundan no aspiro a nada más que a moldear mi espíritu sobre la fibra sintética, dejando en ella parte de mí. Este empeño no es heroico, no más de lo que hacemos cada día en nuestras conversaciones y nuestros abrazos.
Constato que mis manos moldean cuerpos y mentes atormentados, constato que olvido la belleza canónica, que desprecio la armonía imaginada.
¿Qué suerte de alquimia forja mis modelos?
¿Soy yo la que resta focilisada por la química fotosensible?
Y si mis manos son espejos de la realidad ¿qué mundo expresan?
Las palabras acuden perezosas a manifestar mis sentimiento
¿IRA? ¿HORROR? ¿DESILUSIÓN? ¿APATÍA?
Las palabras ya no son.
Este nuevo milenio hereda en su ajuar la insustancialidad de lo material, proscrita la presencia de los Espíritus. El Hombre sometido a su condición y alejado de lo que un día imagino divino.
Desprestigiados, las palabras significan maldita cosa....
No, No, nos queda reproches por decir:
¿Cómo clamar contra el egoísmo si de él nos nutrimos?
¿Cómo rehusar la maldad, cuando nos hemos aplicado con tesón a diluir sus fronteras?
Así es.....

Pero esta no soy yo
Esta no es mas que la representación de mi mundo y mis pesadilla. Lo que ven es el reflejo de mi cuerpo, de nuestros cuerpos pesados y envejecidos como la vida de esas esculturas.
Mis modelos como yo, conocen al esperanza que ofrece la sabiduría y la bondad.

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